Una marca fuerte, sólida y rentable no es fruto de la antigüedad, ni de la casualidad, ni de la calidad y el servicio. Una marca fuerte resulta de un exhaustivo trabajo de enfoque de la misma hacia el cliente, resultado de orientarla al mercado y de haberla cuidado de manera constante.

Nuestra marca es un elemento que nos diferencia en el mercado, es un transmisor de valor añadido, un evocador de tranquilidad y estabilidad en el mercado.

¿Crees que alguien ante la posibilidad de hacer una inversión o una compra apostará por una empresa con una marca descuidada y desconocida o por una empresa con una marca fuerte, que es un activo seguro de futuro?
Si no inviertes en hacer tu marca fuerte sólo te queda competir en el mercado de commodities, productos sin marca y con márgenes de beneficio ínfimos. ¿No cree que es mejor apostar por crear una marca fuerte?

Este es el mejor momento para crear una estrategia de marca, si es que aún no la tiene. Es el momento de ponerse a trabajar rápidamente de la mano de profesionales que le ayuden a llegar rápidamente dónde su marca merece y que le ayuden a encontrar esas grandes oportunidades que ofrece ahora el mercado.

Una marca se compone de diferentes activos

Por un lado el logotipo, la imagen con la que se identificará tu producto o empresa. Ha de estar renovado, ha de percibirse como completamente actual y deseable. Es de capital importancia escoger un logotipo que nos permita equipararnos al lider del mercado en el que actuemos

El nombre, aquella palabra con la que nombraremos la marca y que tendrá que resonar en los oidos de nuestros clientes.  A continuación hablaremos sobre el proceso de crear un nombre o naming.

Los valores, aquellos atributos con los que se va a identificar nuestra marca durante toda su vida. Hoy este es uno de los puntos de mayor importancia para una marca. Los consumidores no solo compran productos o servicios, sino que se identifican con los valores que transmite una marca y por ello la usan.

El branded content, es decir, el contenido de marca, aquellas imágenes, textos, vídeos… con los que un cliente se identificará con su marca. Se trata de marcar un estilo tanto de diseño como fotográfico, frases, etc, para que se entienda mejor el concepto de la marca.

Branding: El proceso de creación de marcas 

El objetivo es diferenciarse, destacar en el mercado a través de la marca, el producto está hoy al servicio de una marca y no al contrario. Hoy la marca transmite los valores que el consumo del producto representan.
El Branding es el proceso de creación de una marca, mediante el cual se destacan valores y conceptos relacionados con un modo de vida concreto, una forma de sentir, vivir y pensar.
Las marcas han de establecer una conexión emocional con el cliente, el cliente no compra un producto, compra los valores que se asocian al mismo. Por ello el branding se dirige a los sentimientos y deseos más profundos.
El Branding da forma a la marca, la produce, la dota de contenido, la define y destaca en ella aquello que la diferencia del resto. Elaborar esto requiere una gran trabajo intelectual, de investigación del mercado, de análisis de la competencia, pero también requiere un gran esfuerzo creativo.

El Branding no vende productos sino estilos de vida, no trata de generar clientes sino fieles seguidores. Su finalidad es vincular emocionalmente al consumidor con la marca creada, trata de llegar a sus deseos más profundos. A través de una marca se comunican valores y principios de una determinada compañía, y es el branding el que permite una cierta humanización de la marca. Tal como dice G. Olamendi, “la publicidad se dirige a la mente de los consumidores, el branding intenta apoderarse de sus corazones”. Al comprar cualquier producto de una de las grandes marcas como Nike, Ikea, Microsoft, Chanel… el cliente no suple una necesidad concreta sino que accede a un mundo de valores, de significados.
El branding produce emociones, transmite valores y crea una identidad concreta para que el cliente se identifique con una determinada marca. Con ella mantendremos una relación emocional sustentada en diferentes valores como la seguridad, familiaridad, singularidad, diferencia, juventud…, una relación que será duradera dependiendo de la validez o caducidad de los valores que transmitamos. Siempre, por supuesto, que los valores transmitidos sean coherentes con el producto o servicio que se pretenden comercializar.

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